Nunca sobran las razones para volver a escuchar el debut del pianista co-fundador del legendario Pat Metheny Group disuelto en 2005, y a éso le sumamos una última reedición remasterizada en 24 bits sobre la que muchos dicen haber descubierto un nuevo universo sonoro antes no captado en su versión original.

Lyle Mays falleció el 10 de febrero de 2020 luego de pelearla duro contra una larga dolencia dejando tras de sí a tantos huérfanos como amantes de la buena música haya en todo el globo, porque la inmensidad y universalidad de su música trascendía cualquier género.

Nuevos detalles publicados en la web del pianista, que se mantiene activa lo que alimenta la esperanza de que en algun momento salga a la luz composiciones no publicadas, como ocurrió con Eberhard (Self-released | Agosto 27, 2021), homenaje al bajista alemán Eberhard Weber viejo colaborador de Pat y Lyle, dan cuenta de la hermandad construida en torno a éste álbum inmenso, atemporal, el mejor de los apenas cuatro álbunes grabados por el pianista.

Algunas frases del propio pianista en torno al álbum:

Escribí «Highland Aire» en forma de Sonata Allegro, ningún periodista de jazz se dio cuenta de ello, creo que fue porque no entendían la forma de Sonata Allegro, no pensaban que un chaval repusiera una vieja forma clásica de forma nueva y convincente, y de hecho no hablaban ni entendían el lenguaje musical en sí.

El mérito de haber descubierto a Alex Acuña como baterista, más allá de un simple percusionista, es de Steven Cantor, a quien acredité como productor de mi primer álbum en solitario, porque mientras yo escribía toda la música y dirigía todos los ensayos y establecía los horarios, Steven me dijo a quién contratar en primer lugar. Fue su idea asociarme con Alex y Billy Drewes. Yo ya sabía que me encantaba trabajar con Nana, Bill Frisell y Marc Johnson. La banda que Cantor imaginó para mi primer álbum estaba inspirada y funcionaba a las mil maravillas, hasta el punto de que cuando llegó el momento de grabar, Cantor no tuvo que hacer nada. Se limitó a sentarse en la cabina sonriendo. Literalmente no tenía nada que decir porque todo iba muy bien. Los buenos productores no tienen que arreglar las cosas que están bien diseñadas desde el principio.

Incluso insistí en jornadas de 8 horas tanto para la banda como para el equipo. Niki Gatos se sorprendió cuando dejé salir a todo el mundo a las 5 de la tarde todos los días y les insté a que tuvieran una gran cena y una noche de relax. Aquel disco se desarrolló sin problemas: condiciones de trabajo humanas, todo el mundo fresco cada día, abrazos y amor por doquier, sin necesidad de regañar nunca porque todos los reunidos eran muy profesionales y todo el proyecto estaba bien compuesto, bien planificado y bien ensayado de antemano.

Fue un puro placer trabajar con Alex Acuña esa primera vez. Sentí que él (al igual que Nana) quería centrarse en ser creativo y expresar su amor con cada nota, a la vez que interpretaba a un nivel increíblemente alto. No podría haber pedido una mejor banda y un mejor ambiente. Hubo más sonrisas y abrazos durante la grabación de ese álbum que durante cualquier otro proyecto anterior o posterior. Es muy raro en la vida que todo funcione según lo previsto, que los resultados sean fantásticos y que todo el mundo se vaya a casa contento.

Todos hemos sufrido por nuestro arte de formas grandes y pequeñas. Raro es el arte que surge de una fiesta. Estoy orgulloso de haber demostrado que eso también puede ocurrir. Mi primer disco fue, como descubrí más tarde, más la excepción que la regla, pero aun así ocurrió y quedó documentado. Fue un momento mágico y pude compartirlo con el mejor ingeniero de grabación (Jan Erik Kongshaug), el mejor técnico de teclados (Niki Gatos), el mejor afinador/técnico de pianos (Tom Sheehan), el mejor productor que nunca tuvo que hacer nada (Steven Cantor) y cinco de los músicos con más alma que jamás hayan tocado nada.

Vuelve a escuchar el final de Ascent, dime si eso no suena como los Rolling Stones tocando una sinfonía de Beethoven en los Juegos Olímpicos o algo parecido en espíritu, gracia, maestría, poder y belleza mundial. Siempre amaré a Alex Acuña por lo que aportó a esa fiesta y por lo que es como persona. Un profundo respeto.

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